Actualizado. Lean al final.
Ayer viernes, a las 2:30 pm, pude ver Secuestro Express. Ciertamente la película te deja una impresión muy diferente de lo que estamos acostumbrados a conocer del cine venezolano. Ok, también tiene violencia, drogas, sexo, todo esto en cantidad; pero, pienso, fue manejado de mejor forma que en otras ocasiones (Sicario, Huelepega). Mi opinión sobre el cine local, es que se es precísamente eso, muy local, en ocaciones el público extranjero le costaría entender muchas cosas. Igualmente, los cineastas acostumbran a manejar los elementos de una forma que a veces llegan a ser exagerados (aunque en latinoamérica bien sabemos que eso que se expone es la realidad que vivimos). Con exagerado hago referencia a la forma visceral y detallista en que se retratan todos los detalles (Como en Ciudad de Dios, la brasilera).
A esta película, contrariamente a lo que se piense, se le da una óptica un poco menos localista y un poco más latinoamericana, y es precísamente esto, además de otros elementos como las actuaciones, lo que la hace rentable. No obstante, y a pesar de que la película lo expone detalladamente (pues de eso se trata), pienso que en este caso todavía seguirá siendo un poco complicado para el extranjero entender la realidad de un secuestro express en una ciudad tan compleja como Caracas. Digo, es una realidad que ya entendemos perfectamente, pero a un extranjero le costaría entender lo rápido, lo crudo de una experiencia como esta. Todo les resultaría muy rápido y violento. Más de uno no creerá que las cosas son así en la vida real. Nosotros sabemos que son peores.
Y como ya me estoy desviando del tema, resumo que las actuaciones son buenas, Mía Maestro es ya una caraqueña más, tienen que escuchar su acento (y créanme, para los argentinos, neutralizar su acento no es cosa fácil); de las actuaciones de Budu, Nigga y Trece, pues son creíbles, la experíencia habla por sí sola. Más allá de toda la violencia expuesta, se plantea el ya bastante cacareado tema de la desigualdad social, esta vez diferente, porque hay un encuentro y confrontación directa de las dos clases.
Foto sustraída de Blogueandito.com
Actualización: 15/16 08 2005: No creí que hubiera necesidad de actualizar, pero que más.
Maléfica: Gracias por el comentario y la corrección, suelo tener problemas precísamente con esa palabra. Es un aprendizaje que ya está fosilizado, pero que lucho por corregir.
Hombre Lobo: Lo menos que me imaginé es que tuviera que hablar sobre acentos. Bien, no te preocupes, sé perfectamente que los venezolanos tenemos acento, (tenemos varios) uno de los más fuertes de Latinoamérica como bien dices. Ninguna nación, pueblo o comunidad carece de acento en su hablar cotidiando.
En el caso de Venezuela, hay una gran variedad de acentos en el país, determinados por diferentes influencias, ya sea por herencia extranjera, por influencia local, etc. Algunas personas piensan erroneamente que no tenemos acento, porque ven una entonación y ritmo bastante neutros (que al final, nada es neutro) en una de las corrientes de acentos del país (el central) . Esto no puede estar más errado, sobre todo tomando en cuenta que en nuestro país, prácticamente cada persona habla diferente.
Bien, los acentos venezolanos son bastante fuertes en su mayoría, porque contienen las siguientes características (no todos tienen todas): Fuerte entonación y entonación contrastante, ritmo acelerado, reducción vocálica, reducción consonántica, sustitución de consonantes, adición de vocales, y otros elementos que por el momento no recuerdo.
No obstante, debes tener en cuenta que hay otros acentos más fuertes todavía. Por ponerte un ejemplo: En Argentina precísamente, aparte tener las características que mencioné para el caso venezolano, está el agregado de que tienen un par de fonemas (sonidos) adicionales en su inventario fonético. En España, como debes haberlo apreciado, ocurre lo mismo, no sólo con la S, C y la Z; sino con la J faringeal que ellos tienen como herencia árabe.
Lo que quería destacar, y en lo cual nunca pensé que hubiera confusión, es el hecho de que la actriz logró manejar muy bien el acento local, a pesar de tener que sustituir unos cuantos sonidos de su habla habitual, y de tener que aprender y manejar otra entonación; además de reaccionar de forma natural con ella. Créeme, no es lo mismo tratar de imitar un acento, que adoptarlo totalmente. En lo primero, solamente se trata de reproducir algunos sonidos claves; en lo segundo, se trata de aprender a intuir la entonación y los sonidos propiamente. Y ya dejo el tema del acento, porque ya lo he mencionado al menos 10 veces en 5 párrafos.
Con respecto a lo del cine local, bien, no tengo mucho que agregar, tienes razón al decir que no se entiende la imperiosa necesidad de tener que reflejar al país, o mejor dicho, los problemas del país. Ya es suficiente con que tengamos que lidiar con ellos, como para que nos lo recuerden de una forma tan visceral y sin anestesia. Esta película no es la excepción, pero me deja satisfecho el que haya tocado un punto universal (en tus propias palabras): El trillado tema de las diferencias sociales. Tristemente no lo desarrolla más, pero al menos lo presenta.
También hay que tener en cuenta el no caer en generalizaciones. Bien, el común denominador del cine venezolano nos presenta solamente violencia, drogas y sexo; pero no podemos obviar la existencia de otras películas como Una vida y dos Mandados (para dormirse, pero existe), Una casa con vista al Mar (igual), e incluso una para niños llamada la Mágica aventura de Oscar, las cuales escapan del tema común.
Bien Ricardo, y también Rolando, también hay que tomar en cuenta lo cuesta arriba que resulta hacer cine en este país, por lo cual las películas terminan saliendo tres años después de filmadas. No justifico con esto el uso y abuso de los temas, pero sí la carencia de muchos recursos y apoyos.
Ahora, hay algo que despertó curiosidad. Les tocará explicar por qué afirman que no hay cine venezolano; sino cine hecho en Venezuela, pues eso suena como aquello que una vez ciertos políticos dijeron de que no hay presos políticos; sino políticos presos.