Es la frase que no deja de repetir el animador, Alfonzo medina, a la animadora, Jalimar Salomón. Las ganas que le tiene las disfraza de “puro cariño“ ante las cámaras, pero todo el mundo se da cuenta de las verdaderas intenciones del tipo. Mientras, el tipo aprovecha abrazando y besando a las concursantes y al público. Este programa, pienso, es al menos el más auténtico de los tres. Es auténticamente chabacano, pero auténtico al fin. Digo esto porque al menos no se promociona como un magazine serio, y termina metiendo reggaetón, como Portadas, sino que promociona algo (así sea malo) y lo incluye al aire. Incluso el regaettón.
RCTV [el canal que lo produce y lo transmite] siempre se ha caracterizado por ser más populacho, y ofrecer cosas menos acartonadas. Eso es un acierto, porque llega a las masas con más facilidad. Sin embargo este programa se resbala con lo siguiente: Los grupos musicales aficionados que presenta en sus concursos, un día cantan salsa, y al día siguiente cantan hip hop, todo esto a juro. Explico: Los productores ponen a los mismos concursantes a cantar diferentes géneros todos los días, no importando si no saben cantar dichos géneros. El despiste de los cantantes es evidente en cámara, ellos mismos no saben qué hacer y la imagen del programa es cada vez peor. Cambio el canal y me voy a Televen.
Actualización: Ya el programa no se está transmitiendo, pero igual pongo la reseña.
3 comments:
hace años conocí a alfonzo medina y te puedo garantizar que siempre ha sido sobón... le encanta estar amorochado... es su naturaleza y no veo que haya cambiado mucho... como es en cámaras era en la vida real hace mas de 18 años
Alguien en el cielo te oyó, y eliminaron ese bodrio. excelente reseña, Prócer. Lo bueno vuelve.
Yo todavía estoy traumatizado con aquel reality-show (¿se acuerdan?) llamado "Protagonistas de novela", que era así como un Gran Hermano-versión cutre (si es que eso es posible, vamos). Recuerdo que la que estaba más buenota de las tipas se empató con uno de los chicos y el programa se dedicó a perseguir sus momentos "up-close-and-personal" durante días. Momento cumbre: aquel en el que los dos estaban debajo de una cobija diciendose cosas bonitas mientras la cámara apuntaba a la parte media de la cobija buscando desesperadamente un plano que permitiera ver, sin asomo alguno de duda, que la chica estaba masturbando al galán.
Sin comentarios, Sr. Prócer. Sin comentarios.
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