Tenía a mi blog abandonado (para variar) aunque no olvidado del todo. Estos días libres del trabajo (no fueron vacaciones) me permitieron poder dedicarme a escribir algo que ha pasado por mi mente las últimas semanas.
La Navidad y el fin de año son las oportunidades en que por tradición las familias de mi país se reunen, se reencuentran y comparten al menos una cena, un período de tiempo corto antes de regresar a la rutina, y a las ciudades donde residen. Cuando todos están en la mesa, dando gracias a Dios por volver a verse, una de las cosas que más resaltan es la ausencia de los seres queridos, algunas recientes, otras que ya tienen tiempo de no estar presentes.
Los ausentes de la mesa son muy notorios. Se les extraña por sus chistes, por su risa, por las anécdotas que traían aunque fueran ya conocidas, por los abrazos que daban y por tantas otras cosas, ya su sola presencia era motivo para darle gracias a la vida. Algunos partieron de este plano, en diferentes circunstancias y no es tema de este post ahondar en eso. Son ausentes que volveremos a ver cuando llegue nuestra propia hora.
Los ausentes de la mesa son también aquellos que decidieron irse y procurarse una vida mejor, sacrificando muchas cosas que no caben en dos maletas. Algunos celebran la Navidad en locaciones con grandes festividades, pero sin sus afectos más cercanos. Otros intentan hacerse presentes utilizando la tecnología, y ya no resulta extraño ver tabletas y computadores con la imagen de los ausentes en videollamada.
En este país tan acontecido, ahora hemos tenido otros ausentes, muy insólito mencionarlos, por cierto: Los alimentos. Algunos no llegaron a la mesa por su precio, y otros porque están ausentes incluso de los mercados. El reto para tenerlos presentes es mayor.
Aunque es importante recordar a los ausentes, es importante también destacar a los nuevos presentes en la mesa: Las nuevas generaciones, los nuevos amigos, los seres queridos que estuvieron distantes y han regresado, pero sobre todo, hay que destacar a los familiares con los que uno vuelve a tener contacto depués de tantos años.
Feliz 2015 para todos, y espero que sus mesas siempre tengan la presencia de la gente que los quiere.